¿Una Emergencia Similar u Opuesta a María?

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4 min readMar 28, 2020

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Por: Alejandro Lladó

Estos últimos diez días en Puerto Rico han sido maratónicos, por los primeros casos sospechosos y confirmados del COVID-19, mejor conocido como el coronavirus. Desde mal manejo de las pruebas por parte del gobierno estatal y federal, hasta incongruencias en las medidas tomadas y su implementación, nuestro país vuelve a estar en estado de emergencia. No se sabe si esta emergencia va a durar por semanas o meses o si es nuestra norma de vida. La pregunta es: ¿Esta es una emergencia similar o opuesta a María?

La respuesta a esa pregunta no es una simple es una combinada de muchas partes pero en resumen es una; depende. En algunos sentidos es una emergencia similar, como en las consecuencias económicas y los problemas colaterales de salud mental de la población. Contradictoriamente, en otros contextos es una opuesta, como en las necesidades tecnológicas y el tipo de actividades que se deben fomentar.

En este escrito vamos a empezar con las similitudes. La similitud más crucial es la aceleración en la caída en la actividad económica y la pérdida de empleos. Nuestra economía ha estado en decadencia desde el 2006 con una tasa de participación laboral que ronda el 40%, diciembre de 2019. Para acentuar esa caída se han sumado, dos huracanes, un terremoto y una pandemia. Gracias a la pandemia, muchos restaurantes y negocios que ofrecen servicios recreativos van a ser forzados a cesar operaciones, al menos de manera temporera, lo que incrementará la tasa de desempleo y el porciento de personas fuera del grupo trabajador. Esta caída en la mano de obra resultara en una reducción en el consumo y la inversión, como mínimo por los próximos seis meses. En el tema económico esta emergencia es similar a la del huracán.

Otra parecido entre esta emergencia y la del huracán es el tiempo de ocio excesivo. Al igual que hace tres años atrás, al las escuelas estar cerradas y la gran mayoría de la población estar trabajando a tiempo parcial o desempleada, muchas personas no saben cómo utilizar su tiempo libre. Este exceso de ocio, sumado a las preocupaciones económicas puede conducir a problemas severos de depresión. Incluso, en estos meses se va a elevar la tasa de suicidios y la cifra de muertos como resultado directo de la pandemia no va a ser una confiable. En este contexto, esta emergencia es parecida a la de hace tres años atrás.

La diferencia principal entre esta emergencia y la de María es; el papel de la tecnología. Cuando el ciclón los millenials tenían más dificultad en adaptarse que la generación X y los Baby Boomers, por la falta de electricidad. Como consecuencia de la falta de electricidad, los millenials no podían usar las redes sociales con la frecuencia que estaban acostumbrados. Sin embargo, en esta emergencia las redes sociales tienen un papel protagónico, porque la comunicación en persona esta prohibida. Contrario al huracán, en este instante histórico no se puede jugar deportes con vecinos, ni ir a casa de un amigo a jugar juegos de mesa.

Una diferencia adicional es la necesidad de en las próximas semanas o meses promover las actividades que dependan de la tecnología. La videoconferencias, los facetimes y los chats van a ser un componente esencial para mantener la necesidad primordial de comunicación entre seres humanos. Estos mecanismos van a ser la única alternativa para reemplazar la comunicación personal que es peligrosa en esta coyuntura histórica. Por el otro lado, durante la emergencia de María la mayoría de actividades que consistían en videoconferencias o redes electrónicas tuvieron que ser canceladas, como resultado de la falta de servicio de internet. Esta es otra diferencia importante entre la emergencia como resultado del COVID-19 y la de hace tres años.

Contrario a Maria, el trabajo remoto es muy importante en este contexto histórico. Muchas empresas han tenido que ordenar que sus empleados que no ofrecen trabajo directo, trabajen desde el hogar para disminuir la probabilidad de contagio. El problema cuando el huracán era a la inversa, las personas que trabajaban remoto no podían trabajar por la falta de servicio electrico. La disponibilidad del trabajo remoto mitiga el efecto económico de la pandemia, pero hay que tener en cuenta que muchos trabajos no pueden ser sustituidos por esta modalidad.

Un refugio que no esta disponible en estos próximos meses es la migración. En otras emergencias la decisión de muchas familias es migrar a Estados Unidos, “para buscar mejores oportunidades y volver a empezar.” Irónicamente, las familias que pierdan su empleo no tienen la válvula de escape disponible porque la pandemia esta a nivel mundial y el viajar es uno de los métodos más amigables para el contagio. Puerto Rico y el mundo se tienen que adaptar a vivir con la nueva normalidad del corona virus que puede durar meses.

Alejandro Lladó.

M.S. Economía con énfasis en economía pública y economía del desarrollo.

Estudiante de Derecho

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Blog de Mentes Puertorriqueñas en Acción(MPA), un movimiento de jóvenes líderes activxs y comprometidxs con el bienestar de Puerto Rico.

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