Por: Verónica Noriega Rodríguez
Sábado, 7 de octubre de 2017, 9:00 a.m. A dos semanas del impacto del huracán María en Puerto Rico, un grupo de 80 voluntarios se reúnen en la plaza pública de Río Piedras para salir juntos a una MEGA BRIGADA. ‘’Loíza, por acá’’, alzaba la voz un muchacho de sombrero. ‘’Toa Baja, ya nos vamos’’ gritaron antes de subirme a la guagua.
No era mi primera vez en el municipio. Pasando por las avenidas ya conocidas me sorprendió lo mucho que tardé en reconocer varios lugares. Los edificios despintados, los árboles caídos y Mi Pan, la fábrica que te recibe al entrar al municipio, esta vez con las letras de blanco al perder la cubierta verde, antecedían las calles estrechas. Las casas a la vista eran cada vez menos. Al llegar a la calle Atia, dos o tres hogares de cemento, un coliseo y una baranda de madera que apenas se sostenía. La guagua que nos transportaba comenzó a tambalear. La calle era de piedra. Niños sin camisa, en chancletas y con el pantalón estrujao’ corriendo por el camino, subiéndose a las ‘’pick-up’’ saludando a todo el que pasaba.
Nos bajamos y nos dividimos. El líder comunitario nos indicó que nuestra labor era ir a recoger los escombros que estaban en las casas y llevarlos hasta la carreta principal para que así el municipio se los llevara. En ese momento, puse mi mirada en el horizonte, di una vuelta de 180 grados y desde mi punto, no vi nada.
Ni una casa.
Nos dividimos en grupo y fuimos “caminando casa por casa’’ recogiendo los escombros: planchas de madera, zinc, muebles, ventanas, pedazos de inodoros, colchones, ropa de bebé, juguetes, bultos escolares y hasta uno que otro animal muerto formaban las pilas de basura frente a lo que una vez fueron casas.
Dentro de mi ignorancia y cansancio comienzo a buscar al líder comunitario para que me indicara dónde quedaba el baño. A mitad de camino, un niño de alrededor de 10 años me preguntó qué andaba buscando. “El baño”, le contesté. Él, muy servicial, me ofreció ir al baño de su casa.
Llegamos. Frente a mí quedaba el marco de la puerta de entrada y un piso con losetas blancas. “Entra, está un poco sucio, pero ya qué rayos’’, dijo alzando los hombros. El baño era el único espacio en su casa con paredes. En el techo un toldo que azotaba con el viento, las losetas blancas llenas de fango y la puerta que apenas se sostenía. Aguanté las lágrimas, le di las gracias y regresé a mi grupo.
La comunidad Villas del Sol, sector Ingenio en Toa Baja cuenta actualmente con unas 60 familias, según el líder comunitario, Waldemiro Vélez. En mis recuerdos unas pocas casa en pie.
En una búsqueda por el internet, solo se puede encontrar una nota en el periódico Claridad sobre esta comunidad y su estado después del paso del huracán María. Me sorprende como un “hashtag’’ ha tenido más atención pública que las situaciones particulares en las comunidades del país, pero no quiero entrar en esa discusión. Me interesa compartir las necesidades que vi, que mi país se levante y actúe, pero no detrás de un monitor.
Por otra parte, agradezco a entidades sin fines de lucro que han paralizado sus planes de trabajo para atender las situaciones de emergencia del país. En especial a Mentes Puertorriqueñas en Acción (MPA), entidad que hizo posible mi visita a la comunidad Villas del Sol.
Tras el paso del huracán María, MPA ha hecho un llamado a sus miembros y a través de una convocatoria abierta en las redes sociales, ha logrado reclutar sobre 200 voluntarios. Con este grupo, han realizado 19 brigadas, impactando 14 municipios en Puerto Rico. Gracias a estos esfuerzos, la comunidad Villas del Sol en Toa Baja fue visitada en tres ocasiones logrando la limpieza total de escombros y la eliminación de tres criaderos de mosquitos. Además, esperan convertir esta comunidad en uno de sus proyectos de reconstrucción en sus programas de verano para el 2018. Para conocer más y unirte a estas brigadas, puedes visitar www.mentespuertorriquenas.org/enaccion.
Verónica Noriega Rodríguez, nacida en Caguas Puerto Rico el 5 de agosto de 1996. Estudiante de pedagogía y periodismo en la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras. Participante de PARACa 2016 y actual codirectora del programa Mentes Pa’l Cambio.