Por: Alejandro Lladó
MPAeños Opinan
El pasado sábado el gobernador de Puerto Rico, Pedro Pierluisi Urrutia, anunció la posposición del inicio de clases en las escuelas públicas hasta hoy miércoles, 18 de agosto, por el posible paso de la tormenta Grace. Por par de horas fui ingenuo y pensé que la decisión se tomó para habilitar las escuelas públicas como refugios para las personas que viven en zonas inundables. Sin embargo, luego del debilitamiento y desvío de la tormenta, desperté de la ingenuidad cuando el gobernador justificó la suspensión de clases en las escuelas públicas con el cuento de que “limpiarían los purificadores de aires acondicionados”. Si en año y medio de pandemia no han limpiado los purificadores de aire ni preparado las escuelas para su reapertura presencial, ¿quién se cree que lo harán en solo dos días?
En Puerto Rico hay una historia del pobre mantenimiento a los planteles escolares y el atropellado proceso de contratación de docentes al inicio del año escolar. Año tras año y administración tras administración, fracasamos en lo mismo: dejar los preparativos de las escuelas para la semana antes de comenzar el semestre y no usar los dos meses de verano para el mantenimiento de facilidades y llenar vacantes de personal docente y no docente en las escuelas. Peor aún, la mayoría de las escuelas públicas llevan cerradas desde marzo de 2020 y tuvimos año y medio para mejorar la purificación de aires, corregir los problemas de columna corta que se señalaron tras los sismos y habilitar escuelas cerradas para tener salones con grupos más pequeños.
El contexto histórico de año y medio de encierro y educación virtual ha traído numerosos conflictos para la niñez. Primero, muchxs niñxs residen en hogares donde no tienen conexión a internet y no pueden tomar sus clases por la plataforma Teams. Segundo, una de las ventajas de una educación presencial vs. virtual es que se fomenta el proceso de interacción de lxs niñxs y estxs estudiantes crean lazos de amistad con otrxs compañerxs. Tercero, y no menos importante, muchos padres han tenido que renunciar a sus puestos de trabajo o pedir reducciones de horario para supervisar y ayudar a sus hijxs con la educación virtual. Si hay tantos beneficios de que las escuelas públicas reabran completamente, ¿por qué el gobierno no ha preparado las escuelas para estos?
La respuesta es más simple de lo que parece: La educación de nuestra niñez no es prioridad para el gobierno de Puerto Rico. El gobierno prefiere invertir en otras áreas de la economía por dos razones. Primero, las ganancias económicas de invertir en la educación se ven años y décadas después de que aumenta esa inversión y no se reflejan en un término político de cuatro años y, segundo, a los gobernantes de turno les conviene que nuestrxs jóvenes no reciban una educación de calidad para mantener a un pueblo ignorante a la hora de participar en eventos electorales y multitudinarios. En resumidas cuentas, la inversión en la educación y mejorar programas educativos inhabilita la corrupción y la supresión de un pueblo. Un pueblo instruido abogaría por sus derechos y no toleraría el otorgamiento de contratos millonarios a “amigos del alma” sin mejoría evidente en los servicios que lxs ciudadanxs reciben.
En la mayoría de los países industrializados, se han reabierto escuelas públicas de forma segura sin mayores brotes de COVID-19 entre estudiantes y personal docente y no docente. Para reabrir las escuelas de forma segura en Puerto Rico, no solo hay que limpiar los purificadores de aire, sino corregir los problemas de columna corta que se destaparon con los temblores de enero del 2020, contratar más maestrxs y habilitar planteles cerrados por la austeridad fiscal para dividir lxs niñxs en grupos más pequeños. Tampoco podemos cometer el error de muchos estados de Estados Unidos de reabrir las escuelas sin requerir el uso de mascarillas. Lxs niñxs llevan año y medio con educación a medias y no aguantan que se les viole el derecho constitucional a una educación gratuita que promueva su pleno desarrollo. Como dice Mayra López Mulero en su programa de WKAQ, ¡no nos callan!
