Cómo logramos comunidades sostenibles en Puerto Rico

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4 min readFeb 15, 2018

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Por: Glorynel Ojeda Matos

El modelo más frecuente de desarrollo sostenible busca mantener una comunicación integrada y constante entre las áreas sociales, ambientales y económicas, a fin de predecir los impactos que las medidas que se adopten puedan tener en estos ámbitos a mediano y largo plazo. A su vez, se busca evaluar las prácticas y acciones necesarias a diferentes niveles para promover la sostenibilidad y analizar cómo esto tiene correspondencia a los cambios regionales, nacionales y globales. Asimismo, existen otros modelos de análisis del desarrollo sostenible que incluyen las instituciones y la tecnología, pero por ahora vamos con el más frecuente. De este modo, podemos abreviar que una comunidad sostenible es una que esté preparándose para sobrellevar los principales retos que puede enfrentar a nivel ambiental, social y económico. Preparándose, en progresivo, porque ciertamente tenemos una idea de los desafíos frecuentes y de los que se avecinan, pero no de la magnitud de sus secuelas. Fomentando el desarrollo sostenible vamos aumentando nuestra resiliencia o flexibilidad ante las situaciones límites, y cómo nos sobreponemos a sus secuelas de forma casi proporcional al impacto recibido.

No existe una receta que nos diga cómo logramos comunidades sostenibles. Aunque ciertamente, se puede comenzar a allanar la profundidad de la integración entre las áreas sociales, económicas, y ambientales, identificando los retos y las estrategias comunes para superarlos entre las comunidades. Generalmente se promueven las estrategias de integración de energía renovable, transportación colectiva, huertos comunitarios, conservación del agua, reducción y reciclaje de desperdicios, entre otras. Sin embargo, aspectos sustanciales como la capacidad de organizarse y generar cohesión social como pilar de su desarrollo, establecer una visión sobre el futuro de su comunidad, y cómo transformarla en acciones concretas y efectivas, no son la médula de muchas iniciativas. Del mismo modo, hay retos muy particulares de ciertas comunidades con características ambientales selectas, como por ejemplo, su ubicación en zona costera, en lugares propensos a deslizamientos o cercanía a embalses que pudiesen desbordarse o represas que pueden colapsar, como experimentamos al recibir el azote del huracán María en el área de Toa Baja y en las zonas cercanas a Guajataca. Y si delineamos aspectos socioeconómicos, hay comunidades con poblaciones mayormente de personas envejecientes con recursos limitados para el mejoramiento en su calidad de vida y el ambiente saludable al que todos los ciudadanos tienen derecho.

La definición del desarrollo sostenible de la comunidad esta enmarcada en su contexto y su gente, porque cada comunidad tiene sus propias características y retos. En una comunidad sostenible no hay cabida para agendas paternalistas, los miembros de la comunidad tienen que creer que ellos mismos pueden resolver sus problemas y crear su propio futuro. Una vez sean capaces de organizarse, unir esfuerzo, deben hacerse escuchar e influenciar. Por ejemplo, en la política pública que pueda tener un impacto en el potencial desarrollo sostenible de todas las comunidades puertorriqueñas.

De cierto modo, la sostenibilidad de una comunidad se extiende más allá de sus límites, porque hay una labor logísticamente compleja que está a escala municipal, regional o estatal. Sin embargo, la sostenibilidad no puede construirse de forma artificial, las comunidades sostenibles deben ser construidas, operadas y mantenidas por la gente que las habitan, y no por burocracias remotas. Nuestra nueva realidad no es solo los retos que enfrentan muchas de las comunidades en Puerto Rico, y que en muchos casos no tienen vuelta atrás. Nuestra nueva realidad también es que, si como comunidades queremos mejoría, bienestar y progreso de algún tipo, vamos a tener que llegar a acuerdos, y trabajar duro para implementarlos. Y de ningún modo estoy hablando de imposibles, porque ante la adversidad hemos visto cómo la gente ha sido capaz de colaborar con su vecino y encontrar soluciones a los problemas que enfrentan. Muchos ejemplos demuestran que la autodeterminación prevalece ante la autoridad insensible, y la gente es capaz de articular sus necesidades para mejorar sus condiciones de vida.

El Programa En Acción 2018 de Mentes Puertorriqueñas en Acción (MPA) busca insertar a jóvenes universitarios y profesionales en proyectos de respuesta y recuperación en las comunidades. Esta es una excelente oportunidad para fortalecer las alianzas y las colaboraciones que pueden catalizar el desarrollo sostenible de las comunidades puertorriqueñas.

Glorynel Ojeda Matos, BSCE, PPL, LEED Green Associate

Posee un bachillerato en ingeniería civil, una maestría en Planificación Urbana-Territorial, es candidata a una segunda maestría en Ciencias Ambientales, y próximamente comienza sus estudios doctorales en Sostenibilidad. Durante su carrera profesional ha sido diligente en promover el desarrollo sostenible de Puerto Rico. Colabora con Mentes Puertorriqueñas en Acción desde el 2012, cuando fue participante del Programa de Apoderamiento y Retención de Agentes de Cambio, donde trabajo en el desarrollo de las Guías de Agroturismo Sostenible para la Compañía de Turismo de Puerto Rico. Actualmente, es asistente de investigación del Instituto Nacional de Energía y Sostenibilidad Isleña (INESI) de la Universidad de Puerto Rico.

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Blog de Mentes Puertorriqueñas en Acción(MPA), un movimiento de jóvenes líderes activxs y comprometidxs con el bienestar de Puerto Rico.

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